The Last of Us Parte II: Un juego perfecto

The Last of Us es un fenómeno que ha sido tanto alabado como criticado, ya sea por el reparto y la adaptación de la serie live-action, como por la narrativa, las proezas técnicas o la jugabilidad de los videojuegos. Sin embargo, The Last of Us Parte II fue severamente criticado por los fans.

 

 

Hoy hablaremos sobre qué hizo que los fans odiaran la secuela. Con el inminente estreno de la segunda temporada de la serie, que adaptará precisamente esta segunda parte del juego, los fans de la saga estamos condenados a revivir el trauma que nos dejó el título.

 

No hace falta decir que esta entrada incluirá spoilers, así que, si solo has visto la serie, te recomendamos que dejes de leer aquí.

 

 

The Last of Us

 

Tras el éxito tanto crítico como comercial del primer juego en 2013, era inevitable que la secuela se convirtiera en uno de los lanzamientos más esperados de la PlayStation 4.

 

A todos nos cautivó la narrativa madura y el vínculo emocional entre Joel y Ellie, especialmente después de haber disfrutado de juegos más fantásticos, como la saga Uncharted. Sin embargo, a pesar de la emoción que generó su anuncio, Naughty Dog ya había advertido que esta entrega exploraría temas más oscuros, como la venganza y la moralidad ambigua.

 

 

Las filtraciones

 

En septiembre de 2019, Naughty Dog anunció que el lanzamiento de The Last of Us Parte II estaba previsto para el 21 de febrero de 2020. Sin embargo, las extenuantes prácticas de crunch (jornadas de hasta 12 horas diarias) y los desafíos adicionales provocados por la pandemia global obligaron a retrasar el juego.

 

 

A finales de abril de 2020, el juego sufrió una filtración masiva, que incluía más de una hora de gameplay, menús de desarrollo y cinemáticas clave. Entre el material filtrado se reveló, de forma anticipada, el final anticlimático de un personaje icónico (comparable en impacto a Arthur Morgan de Red Dead Redemption 2).

 

Este incidente llevó al director Neil Druckmann a anunciar un nuevo retraso, primero al 29 de mayo y finalmente al 19 de junio de 2020.

 

 

The Last of Us Parte II

 

Contra todo pronóstico, finalmente llegó el día, y lejos de ser un desastre, el juego se convirtió en un éxito comercial, incluso ganó el GOTY (Game of the Year) en 2020.

 

En cuanto al gameplay, The Last of Us Part II (o TLOU II) es uno de los mejores juegos de PlayStation 4, alabado también por su excelencia técnica. De hecho, aún cuesta creer que funcione en esta consola.

 

Destacan sus texturas detalladas, la iluminación dinámica sin prerrenderizado y efectos de partículas que superan a la mayoría de los títulos. Las animaciones faciales están entre lo mejor de su generación: por ejemplo, se puede apreciar el dolor en el rostro de Ellie.

 

 

Su inteligencia artificial es de las más avanzadas: los enemigos se coordinan, flanquean y reaccionan de forma realista (gritan los nombres de sus aliados, buscan cobertura o huyen si pierden la ventaja).

 

Técnicamente, supera a God of War (2018) y Red Dead Redemption 2 en animaciones faciales y densidad de detalles. Su motor estuvo tan optimizado que la versión Remastered de PS5 solo añadió resoluciones más altas y 60 FPS, ya que el juego original ya rozaba el límite visual.

 

 

El amor y odio

 

La violencia aquí no es gratuita, sino una herramienta narrativa para reflejar su costo emocional. Aunque es comprensible que haya incomodado a muchos.

 

El juego recibió críticas por incluir personajes LGBTQ+ (como Ellie y Dina) y por el diseño físico de Abby, que desafía los estereotipos de género. Algunos tacharon estas decisiones de “forzadas”, pese a que, en realidad, retratan la diversidad humana en un mundo sin normas sociales establecidas.

 

 

El enojo de los fans surgió principalmente por la muerte de Joel (filtrada antes del lanzamiento), percibida como un “asesinato injusto” y una traición al personaje.

 

Además, la narrativa nos obliga a jugar con su verdugo, Abby, lo que muchos interpretamos como una manipulación emocional forzada. A nivel personal, debo admitir que, en cierto punto, intenté sentir empatía por ella.

 

Más que una historia de “bien contra mal”, el juego muestra un ciclo autodestructivo de violencia. Abby no es una villana, Ellie no es una heroína, y nadie es indispensable en ese mundo, sin importar su pasado.

 

 

Nos fuerza a ver ambos lados de la moneda, destruyendo la fantasía de que la venganza trae justicia.

 

El final no es “satisfactorio” en el sentido tradicional: Ellie perdona a Abby no por bondad, sino porque comprende que matarla no sanará su dolor (un mensaje que muchos —yo incluido— rechazamos por no ser catártico). Aun así, nadie puede negar que es uno de los mejores juegos de la generación.

 

 

 

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