Lecciones que nos da Cities: Skylines 2

Los juegos de simulación, sin importar la temática, suelen retomar las características a grandes rasgos de la vida real. El videojuego Cities: Skylines 2 es un gran ejemplo de cómo un videojuego puede explicar algunos fenómenos en la actualidad.

Tratar de imitar el comportamiento de la vida real en un videojuego trae distintos retos, desde un estudio riguroso de la física (para imitar los movimientos con la mayor similitud), hasta una aplicación de teorías psicológicas y sociales (para entender el comportamiento de personas y situaciones de la sociedad). 

 

El videojuego Cities: Skylines 2 te permite construir tu propia ciudad siguiendo el modelo que más te interese. Así como en las ciudades reales, la congestión vial, el acceso a servicios y el manejo de desechos influyen en la calidad de vida de los habitantes. 

 

 

Un fenómeno sorprendió a los jugadores de Cities en todo el mundo: en todas las ciudades (o casi todas), llegaba un punto en el que la renta de las unidades habitacionales era demasiado alto. Esto afectaba la jugabilidad y el funcionamiento de la ciudad, por lo que las quejas llenaban el internet. ¿Cómo podrían mantenerse los habitantes si sus sueldos no les permitían vivir cerca de los servicios? Lo peor de todo es que no podía arreglarse, sin importar qué tanto progreso tuviera una ciudad, cuántos trabajos estuvieran disponibles o qué nivel de educación tuvieran los habitantes, la renta seguía subiendo.

 

Los desarrolladores encontraron dos soluciones: la primera fue eliminar a los terratenientes, es decir, la renta no se le paga a una persona que es dueña del edificio. En segundo lugar, el ingreso de todas las personas que habitan un edificio es lo que dicta el precio de la renta. Sin espacio para especular con la vivienda, la renta podía ser pagable.

¿Algo de esto podría aplicarse en el mundo real? Quizá la solución a las rentas podría salir de una actualización de un videojuego.