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Estos diseños de celulares fracasaron
Los teléfonos celulares o smartphones están en constante evolución, algunos marcando tendencias en diseño, como los celulares con cámaras retráctiles. Lo sé, seguramente eres muy joven para recordarlo, pero hubo una época en la que las marcas se esforzaban por innovar con cada diseño que presentaban.
No como ahora, que llevamos viendo el mismo diseño de iPhone Pro desde 2019. Claro que esto es solo un ejemplo, pues Samsung está yendo por el mismo camino con su serie Galaxy S.
Así pues, te voy a contar qué pasó con estos diseños de teléfonos celulares, o, mejor dicho, con los celulares con cámaras retráctiles; ya sabes, esa cámara que se ocultaba en la pantalla.
Las selfies
Por allá del año 2015, se experimentó un boom en las selfies. Básicamente, fue un fenómeno cultural masivo impulsado por redes sociales como Instagram, Snapchat y Facebook.
Esto llevó a los fabricantes a lanzar cámaras frontales con mayor calidad. Incluso hubo unos con flash frontal; literalmente, era el foco de flash al lado de tu cámara frontal.
Quiero más pantalla
En algún punto, los fabricantes también quisieron lanzar pantallas más grandes y completas. Así pues, las cámaras retráctiles surgieron como una solución ingeniosa para maximizar el área de la pantalla en los smartphones, eliminando la necesidad de notches o perforaciones.
Fabricantes como Xiaomi, OnePlus, Oppo y Vivo lideraron esta tendencia con modelos como el Xiaomi Mi 9T, el OnePlus 7 Pro y el Oppo Find X, que ofrecían pantallas completas y sin interrupciones.
Estos diseños permitían una relación pantalla-cuerpo superior al 90%, brindando una experiencia visual más inmersiva para ver contenido, jugar o navegar.
Buena idea, mala ejecución
Las cámaras retráctiles enfrentaron varios desafíos, pues su complejidad mecánica las hacía más frágiles y propensas a fallos, especialmente por la exposición al polvo y al agua. Además, el mecanismo motorizado ocupaba espacio interno, limitando la capacidad de la batería o la inclusión de otros componentes.
Los mayores costos de producción frente a alternativas como las pantallas perforadas (hole-punch) o las cámaras bajo la pantalla, que eran más simples, económicas y compatibles con la resistencia al agua, terminaron por sellar su destino.
Al final, la industria optó por soluciones más prácticas, relegando los diseños retráctiles a una innovación pasajera. A pesar de su fracaso comercial, demostraron que era posible lograr pantallas completas.