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Metal Gear Solid 3: “Snake Eater” revolucionó su generación
Lanzado en 2004 para PlayStation 2, Metal Gear Solid 3: Snake Eater no fue solamente otro juego de la ya de por sí aclamada saga de Metal Gear; Hideo Kojima creó un título que redefinió los estándares de los juegos de sigilo y narrativa en los videojuegos.
Con el próximo estreno de su remake el 28 de agosto, vale la pena revisitar cómo este juego se ganó su lugar en el monte Olimpo de la industria.
La trama
Ambientado durante la Guerra Fría durante la década de 1960, el juego llevó a los jugadores a un escenario completamente nuevo: una jungla densa y hostil, muy lejos de los entornos urbanos y cerrados que caracterizaban a sus predecesores.
Este cambio fue visualmente impactante, además, introdujo mecánicas muy innovadoras, algo que parecía imposible para los estándares de la PlayStation 2.
[PlayStation 2, 2004, Konami …” />
Snake Eater es considerada una de las entregas más emotivas y complejas de la saga. Aquí se exploran los orígenes de Big Boss, un personaje icónico en la serie, además, profundiza en temas como la lealtad, la traición y el costo de la guerra.
La relación entre Snake y su mentor, The Boss, es el corazón emocional del juego, y su resolución dejó una marca en los jugadores.
Como es de costumbre, Hideo Kojima combinó a la perfección cinemáticas de estilo cinematográfico, diálogos profundos y momentos de juego interactivo creó una experiencia narrativa que pocos juegos habían logrado hasta entonces.
El gameplay
Si comparamos a Snake Eater con otros juegos de la saga, donde el jugador podía avanzar sin preocuparse por las necesidades básicas del personaje. En MGS 3 el jugador debía gestionar la salud y la energía de Snake, se podían cazar animales, te debías curar tus heridas, además, tenías que cuidar su dieta.
Literalmente fue un enfoque realista que añadió una capa de profundidad y estrategia, obligando al jugador a pensar más allá del sigilo tradicional.
Sin mencionar el sistema de camuflaje fue revolucionario. Snake podía cambiar su traje y pintura facial para mezclarse con el entorno, lo que requería que el jugador evaluara constantemente el terreno y ajustara su estrategia.
Le exigió mucho a la PlayStation 2
Metal Gear Solid 3: Snake Eater fue un juego muy demandante para la PlayStation 2 debido a su ambicioso diseño. La jungla densa, las animaciones fluidas, las cinemáticas cinematográficas y las mecánicas avanzadas, como el camuflaje dinámico y la gestión de heridas, pusieron a prueba los límites del hardware de la consola.
Logró correr en una PlayStation 2, incluso se hizo un remaster años después para la generación de PS3 y Xbox 360. A diferencia de MGS 4 que sí, se quedó atrapado en la PS3, pero esa es historia de otra entrada.